El Gran Capitán, Gonzalo Fernández de Córdoba

 

¿Has oído hablar alguna vez de El Gran Capitán?

 

Gonzalo Fernández de Córdoba, también conocido como «El Gran Capitán», fue reconocido como uno de los mayores maestros de la guerra española.

 

Transformó a los peones, hasta entonces un elemento sin importancia, en una infantería aguerrida y disciplinada.

 

Su valor y su ejemplo llevaron a los hombres a la victoria, y su brillante inteligencia le convirtió en un innovador de la táctica.

 

Este artículo presenta el carácter de un hijo adoptivo de Granada, pero sobre todo la personalidad de un hombre brillante y honorable, que supo estar a la altura de su tiempo.

 

Y también el Monasterio de San Jerónimo, declarado monumento nacional el 4 de junio de 1931 y Bien de Interés Cultural en los Catálogos Nacional y Regional, donde fue enterrado.

El Gran Capitán, ¿quién era Gonzalo Fernández de Córdoba?

The Great Captain

El Gran Capitán, es uno de los personajes más fascinantes de la historia de Granada, y su legado indeleble sigue impreso en la memoria de esta magnífica ciudad.

 

Gonzalo Fernández de Córdoba nació el 1 de septiembre de 1453 en Córdoba.

 

Su padre murió cuando él era aún un niño y fue enviado a la ciudad de Córdoba para ser educado por un pariente de la familia.

 

En aquella época Castilla estaba dividida en dos bandos, uno a favor del rey legítimo, Enrique IV, y otro a favor del pretendiente, el infante don Alfonso.

 

Como Gonzalo era el segundo hijo, siendo aún muy joven, fue enviado a Ávila para servir de paje al príncipe Don Alfonso.

 

Así participó en las campañas de la Guerra de Sucesión hasta la muerte de Enrique IV.

 

Y, en la batalla de La Albuera, Gonzalo Fernández de Córdoba recibió su primer encargo militar.

 

En esa ocasión ya no era un paje, sino que comandaba una compañía de 120 jinetes.

 

Hacia finales de siglo, los Reyes Católicos emprendieron la reconquista del Reino de Granada para expulsar a los nazaríes de España.

 

El Gran Capitán formó parte del ejército movilizado y, gracias a sus valientes logros en combate, los Reyes Católicos le otorgaron el reconocimiento real.

 

El rey Fernando encargó a Gonzalo que estableciera con Boabdil, el último rey nazarí, las condiciones para la rendición de Granada en 1492.

 

Gonzalo Fernández de Córdoba, más conocido como El Gran Capitán, no sólo fue un militar español del siglo XV.

 

Este noble medieval pasó de segundo de a bordo a mediador de los sultanes nazaríes y comandante en jefe de las tropas en Italia.

 

Pero, ¿cómo consiguió este sencillo hombre ganarse el respeto y la admiración de todos los que le conocieron, e incluso convertirse en el creador del primer ejército profesional español?

El Gran Capitán, maestro de la estrategia, persona excepcional y valiente guerrero

Desde muy joven, Gonzalo Fernández de Córdoba demostró tener una gran habilidad para los idiomas.

 

Dominaba el español y también la algarabía, un dialecto que mezclaba el árabe con el español.

 

Esta habilidad le ayudó no sólo a convertirse en un hombre de confianza para parlamentar y servir de enlace entre los Reyes Católicos y los sultanes nazaríes.

 

Sino que también le permitió espiar y conocer la estrategia militar musulmana.

 

Pasó de ser un simple paje a convertirse en un elocuente político y un valiente líder militar.

 

Así, participó activamente en el esfuerzo bélico en Granada y luego fue destinado a Italia.

 

Y fue en Italia donde Gonzalo Fernández de Córdoba se convirtió en el Gran Capitán.

 

Allí consiguió transformar los métodos de combate, la organización del ejército, el uso de las armas y estableció una tropa bien definida y con una estricta disciplina.

 

Sin embargo, su mayor logro fue su humanidad.

 

En primer lugar, el Gran Capitán solía reconocer a cada miembro de sus tropas y se refería a ellos por su nombre.

 

En segundo lugar, siempre insistió en la lealtad, la valentía y el honor, lo que mantuvo unido a su ejército y le valió la admiración internacional.

 

También era respetado por los capitanes de diferentes países, que le veneraban porque sabía ganar batallas y la voluntad de la gente.

 

Incluso el Papa Alejandro VI le concedió el máximo honor pontificio: la Rosa de Oro, una distinción reservada a emperadores, emperatrices, reyes, reinas y duques.

 

Gonzalo Fernández de Córdoba reconoció a Fernando el Católico como rey de Sicilia y gobernó en su nombre.

 

Sin embargo, la relación entre el Rey y el Gran Capitán se debilitó y se vio obligado a regresar a España, instalándose en Loja, lejos de la corte.

 

Finalmente, Gonzalo Fernández de Córdoba, creador del ejército profesional español e impulsor de la Infantería, murió en Granada en 1515.

El Gran Capitán, y el Monasterio de San Jerónimo

Monastery of San Jerónimo

Para honrar su memoria, su esposa, María Manrique de Figueroa y Mendoza, consiguió el permiso del emperador Carlos V y fundó un patronato para él y sus sucesores.

 

También propuso que el héroe tuviera una tumba digna de sus hazañas, y sin duda lo consiguió.

 

La Iglesia del Monasterio de San Jerónimo honra las virtudes heroicas del Gran Capitán como el gran caballero medieval que fue en vida.

 

Se dice que por su funeral desfilaron multitudes de personas, oficiales y caballeros como si se tratara de un rey.

 

El Monasterio consta de la Iglesia de San Jerónimo y de dos claustros rodeados por las diferentes estancias y algunas capillas.

 

El claustro principal está decorado con naranjos y sus siete portales conducen a las diferentes capillas.

 

En una de las esquinas del Monasterio se encuentra la Iglesia de San Jerónimo, la parte más espectacular de la visita.

 

Construida en el siglo XVI, es sin duda una de las iglesias más espectaculares de Granada.

 

En concreto, su retablo minero se encuentra en la capilla mayor donde está enterrado Gonzalo Fernández de Córdoba.

 

El Gran Capitán, está enterrado junto a su amada esposa, María Manrique de Figueroa y Mendoza.

 

Esta joya del Renacimiento, magnífico ejemplo de obra maestra de la escultura andaluza, representa las más grandes y heroicas escenas de la vida de este noble y valiente guerrero.

 

Los huesos de Gonzalo Fernández de Córdoba, que con su valentía se ganó el título de Gran Capitán, reposan aquí en este sepulcro hasta que vuelvan a la luz eterna. Su gloria no fue en absoluto enterrada con él«.

 

Ponte en contacto conmigo y descubramos juntos el Monasterio de San Jerónimo y la apasionante vida del último caballero de la Edad Media: el Gran Capitán.