El nombre científico de los higos es Ficus carica L.  La palabra ficus carica L proviene de dos palabras en latín.

Ficus es una palabra que se designaba tanto a la higuera como a su fruto, el higo.  Carica, por su parte, es otro vocablo para el higo.

Se dice que es originario de Caria (Kapia en griego), una región histórica situada en la antigua comarca de Asia occidental hoy al sudoeste de la actual Turquía.

Los frutos de la higuera son diversas plantas, distinguiéndose muchas variedades y distintas fructificaciones estacionales. Algunas higueras, llamadas bíferas o reflorecientes, producen dos cosechas al año; en junio las brevas; mayores que los higos y menos dulce y los higos entre finales de agosto y principios de septiembre.

Menciones bíblicas de las hojas del ficus

Algunas menciones interesantes las encontramos, por ejemplo, en el libro del Génesis (3:7).  Génesis explica como Adán y Eva se cubren la desnudez con hojas de higuera, tras ser sorprendidos en pecado.

En la Roma antigua lo consideraban árbol sagrado, porque en su mito fundacional, Rómulo y Remo fueron amamantados por la loba Luperca bajo una higuera.

El libro de Éxodo dice que los higos forman parte de los frutos que los exploradores de Canaan presentaron a Moisés. De ahí que fueron también un alimento esencial para los griegos. Según la historia, fue el manjar predilecto de Platón, y por ello se le denomina como la fruta de los filósofos.

Galeno; médico, cirujano y filosofo griego, mandaba comer del fruto a los atletas para reponer fuerzas. Por su parte, Hipócrates; padre de la medicina, los usaba para bajar la temperatura de los enfermos en estado febril.

En Egipto, los faraones llevaron higos secos a sus tumbas, para alimentar sus almas durante el viaje a la otra vida. Creían que la diosa madre Hathor emergería de una higuera mítica, para darles la bienvenida al cielo.

Algo más practica era la costumbre de los árabes, que emplean las hojas cocidas contra el dolor de muelas.

El higo, llegó a ser reputado en al-Ándalus hasta el punto de exportarse a Oriente.  Este se introdujo en la península, procedente de Constantinopla, en tiempos de Abderramán II.

Los higos como parte de la dieta medieval musulmana

La fruta era una parte muy importante de la dieta medieval musulmana, mucho más que en las zonas cristianas del resto de la península ibérica. Estos se consumían tanto frescos como cocinados o secados. Incluso en tiempo de escasez se usaban las semillas para hacer harina y cocer pan de un alto valor nutricional.

Uno de sus propiedades mas importantes es la del aporte extra de energía. Dado que son muy ricos en hidratos de carbono (elemento que el organismo transforma en glucosa), los higos son ideales y muy saludables para las embarazadas, los niños o las personas con un desgaste físico o intelectual importante. Además, son perfectos para los deportistas que necesiten reponer los depósitos de glucógeno que han agotado.

Los higos se digieren muy bien y actúan como suavizantes de la mucosa del tracto intestinal. La fibra incluida en su composición es la razón principal para considerarlos frutas laxantes. Así mismo, esta fibra ayuda a las personas a sentirse saciadas, de ahí que se use como adelgazante natural. Son perfectos para suavizar la irritación de garganta.

Aparte de ser dulce y sabrosos, también contienen fibra, vitaminas y minerales.  Un autentico tesoro, no pierdas la oportunidad de comer higo esta próxima temporada.  Y si no has visto nunca una higuera, únete a una visita guiada con Miriam Tourist Guide que te ayudará en tu nuevo reto.